jueves, marzo 06, 2025

Tailandia Febrero 2025. ¡Vuelvo a viajar de verdad!

Por fin llegó el momento de viajar otra vez después de muchísimos años de no hacerlo a lo grande. Esta vez voy a ir de marqués a ver qué tal la experiencia, esto es, en vez de ir de hostel a hostel voy a contratar un viaje medio organizado donde ya me dan sitios para dormir y actividades para hacer, pero también mucho tiempo libre para hacer lo que quiera, así que esta es la parte que más me convence para decidirme a ir a Tailandia.


Bueno, en realidad no ha sido una decisión, ha sido escuchar a varios amigos y amigas decir que habían estado bien por allí y simplemente me pareció un destino, aunque reconozco que ni el idioma ni la cultura de Asia me han llamado nunca especialmente.


Salgo el 13 de febrero de 2025 y vuelvo el 1 de marzo. Bien, ¡hay que retomar la actividad viajera con ganas!


Los vuelos son fáciles, de Valencia a Madrid y de ahí a Bangkok, dificultad cero, además, nos vienen a recoger y nos llevan de aquí para allá, lo cual está bien por el montón de horas de viaje que deja empanado a cualquiera.


El vuelo va a tope y consigo dormir algunas de las 12 horas de viaje, después de haber esperado unas 9 en el aeropuerto de Madrid para empalmar con el vuelo que cogí de Valencia.


No problema, el viajar solo es como un imán de otros viajeros solitarios que sienten la necesidad de contarte por qué están ahí, dónde van y a dónde vienen. Así que se me acerca un extranjero afincado en las Canarias que durante un buen rato, entretiene el bocadillo que me había hecho para comer por la terminal de Madrid.


Llego a Bangkok y es aquí donde voy a conocer a los compañeros de buena parte del viaje, todo parejas menos dos simpáticas andaluzas… Aun así es pronto para conocernos, estamos rotos del viaje y estamos deseando llegar a un sitio donde poder dejar las maletas.


Unas dos horas de viaje en bus para llegar al hotel y ya siento esa sensación de libertad, de felicidad de estar tan lejos de lo conocido, la sensación de estar viajando y disfrutando. Tanto es así que durante buena parte del viaje me encuentro sonriendo con cara de tonto mientras admiro y escruto lo que veo por las ventanas del autobús.


Llegada al hotel y acto seguido me bajo con los taxistas a beberme una cervezota, o bien Leo o Chang, las dos marcas más comunes de la zona. Me sienta divinamente y entablo conversación con los parroquianos de la zona de fumadores.


Las dos andaluzas, que estaban en el hotel de enfrente, me contactan para tomar algo por ahí, perfecto, aún no se si tendría que estar durmiendo o despierto por las 6 horas de diferencia, así que un poco de cancaneo no vendrá mal.

 


¡Ruta en Tuc Tuc!


Nos vamos caminando hacia el barrio chino, callejeando como a mi me gusta, viendo la podredumbre de muchas calles que lo ocultan por su parte delantera. Decenas de puestos de comida en las calles de dudosa calidad higiénica. Mezcla de olores buenos y peores y un calor terrible.


Cenamos, disfrutamos de unas risas y luego decidimos retirarnos a descansar. Mañana tenemos el día libre y cada persona podrá seguir su propio plan. ¡Perfecto!


Contacto con la persona del hotel que controla al asunto y me indica que puedo ir a visitar un par de templos que no están incluidos en el viaje, así que no repetiría, me dice de coger un barco y luego acercarme por el palacio real.


Tampoco me mata esto de la realeza, pero bueno, es una forma de arrancar.


A la mañana siguiente voy caminando hasta el barco y preguntando aquí y allá hago un buen tramo en el mismo, para en el templo de Wat Arun, así que me apeo y me doy cuenta de la locura de la gente de hacer foto de TODO, absolutamente TODO… locura que me acompañaría prácticamente durante todo el viaje.
Ya no me paraba antes cuando iban a hacer una foto, pero ahora menos, mi cogote debe de haber salido en decenas de fotos que jamás serán vistas por sus creadores, una pena…


 Menudo olorcito sale del río...


Intento hacerme 3 o 4 fotos al día al menos para recordar, y quizás algún vídeo, eso si me lo permito, pero ¡YA!


Cruzo el tío para ir al palacio real para darme cuenta de que no se puede acceder con pantalón corto, porque es un sitio donde los tobillos al aire pueden derretir las paredes. En fin, es otra cultura, no voy a entrar en disquisiciones morales.


Mi primer templo chispas


Encuentro lugares muy divertidos, como las paradas de los Tuc Tuc, donde la gente y los trabajadores son verdaderamente simpáticos y continúo mi pateo infinito por las callejuelas de la ciudad. 


Llego reventado, pero no quiero estar metido en una habitación de hotel así que toca salir un rato, también con mis compañeras andaluzas. Esta vez nos metemos por la zona del mercado donde me percato de que el tema de la prostitución es más que evidente con decenas y decenas de muchachas que a mis ojos no llegan ni a los 20 años la mayoría de ellas. Afortunadamente voy con las dos chicas por lo que no me dirigen ni la mirada, pero los hombres que van solos, prácticamente son abordados para un “masaje”. Es algo que, si bien se que existe, no lo quería ver, no por ellas porque estoy seguro de que tragan lo que sea por pura necesidad, si no por el “adinerado” viajero que encima les hace un favor dándoles una propina después del servicio. En fin, tema para reflexionar.


También tuve la oportunidad algunos días de encontrarme con niñas de menos de 10 añitos rondando por las mesas de los sitios de cenar, expuestas a gente que bajo determinadas circunstancias pueden rebajar sus escrúpulos y tolerar o cometer actos de dudoso respeto al ser humano. Y ahí dejo esto, que como digo, no quería ver ni sentir y lo vi.


11 millones de personas en la ciudad, de estos había donde miraras (parecidos)


Ahora es ya momento de empezar con las visitas de templos, a conocer un poco la cultura y las formas de Tailandia, su gastronomía y cómo se relacionan con los demás.


Nos vamos al rio Wkai, si, el de la película. No se si es temporada alta o baja pero hay un trillón de personas. Paseamos por el puente y lo curioso es que aún lleno de gente, el tren pasa igual, la gente se arrima a unas plataformas para que pueda pasar y todo el mundo se hace fotos inéditas con el móvil.
Al rato cogemos ese tren y pasamos por el puente que pateamos antes, la ruta se hace un poco larga, pero el tren es tan viejo, que es encantador.

 


Está igual que la película que no recuerdo.

Por la noche nos toca cambio de sitio de dormir (si no recuerdo mal) y nos llevan a una fantasía de sitio donde las habitaciones están muy por encima de lo que yo podría disfrutar. Hay que coger una lancha para que nos lleven al hotel, al que solo se puede llegar con ella. Es una verdadera pasada, relax en piscina con la tropa del viaje y luego un guitarrista tocando en la cena con el cual me comunico por señas y me dice si quiero subir a tocarme una… Ehmm no… Es tu trabajo compañero, ¡pero gracias!


La única forma de llegar al hotel...


Los siguientes días son un reguero de visitas a templos y museos que, si bien está curioso, se torna un poco pesado. Afortunadamente en general sobre las 17 llegamos al hotel y ahí ya tenemos tiempo para hacer lo que queramos. 


No, no recuerdo de qué templo es esto

 En mi línea, con el móvil busco “rock bar” y me muevo a pateo por la tarde noche para comer algo en el Seven-11 y luego ir a ver a grupos tocando. 


Una de las noches estoy en un hotel separado de la ciudad por un puente tremendamente grande, busco mi siguiente garito de rock y me doy cuenta de que está al otro lado del puente. En recepción me dicen que se puede cruzar caminando… Yo me acerco y veo 3 carriles en cada dirección y un triste arcén, muchas obras y poca seguridad así que un poco perdido acabo en un puesto de la calle donde consigo pedir una cerveza gracias a un local que me ve las pintas y deduce lo que quiero.


Con esta pinta tenías que ir si los templos querías ver


Notar aquí el terrible muro que representa el idioma. Es verdaderamente complicado encontrar a gente que se pueda medio defender en inglés.


Con el chico que me ayuda con lo de la cerveza establezco una pausada conversación con el traductor Inglés-Tailandés de mi móvil a través del cual le pregunto si hay forma de cruzar el puente.


Me dice que sólo en vehículo, pero que en esa zona no hay taxis, así que se ofrece a llevarme al otro lado de manera gratuita en su moto.


Ok, le ofrezco invitarle a lo que estaba bebiendo, aparentemente un brebaje con alcohol según me dijo el traductor del móvil. 


Nada, que no tengo que invitarle a nada, que a la moto. Le pregunto por el casco y me dice que no tiene ni para él, que es opcional. 


A la moto que voy con él, el tío me llevó super bien con mucha calma (notó que me la estaba jugando un poco y se portó genial) y me dejó en el otro lado estupendamente. Me deshice en agradecimientos y siguió su camino.


Después de cenar algo y ver al grupo de turno, quedaba la vuelta, así que al no haber taxis ni otra forma de volver, emprendí caminando por el arcén de la autopista, pensando que alguien me llevaría o qué se yo.


Cuando llego a una altura del puente, los de las obras vienen corriendo haciendo aspavientos y diciéndome que salte el arcén por dentro… Yo no entiendo nada pero es en ese momento cuando veo que hay nada menos que una plataforma gigante de cemento construida para pasar el puente con toda seguridad por un lateral, así que allá que voy.


Consigo cruzar y me pregunto cómo los que viven allí prefieren llevarme en moto que indicarme que sí, que puedo ir caminando. Misterios.


Vamos hacia Ayuttaya y por la noche me presento en un garito donde a las 21 iba a toca una banda que lo hacen verdaderamente bien. Aprovecho para hablar con mi gente en España, largos y entretenidísimos audios de WhatsApp hacen mi espera mucho más amena.


Decir que, si bien en general los guitarristas que he visto no me han impresionado en general, no puedo decir lo mismo de las cantantes, que las que he visto siempre han hecho un papel imponente, arriesgando un montonazo para un público muy escaso y bastante pasota.


Un día después en Chiang Rai el sitio de dormir está bastante lejos de la civilización así que me tengo que dar un pateo tremendo para encontrar a una pedazo de banda. Intento hablar con ellos y sólo uno se sabe medio defender en inglés, me ofrece amablemente tocar un tema con ellos, pero a su bajista no le hace demasiada gracia que un tío cuyo idioma no comprende en absoluto, le coja su instrumento y pueda llegar a molar más que él. En fin.


Ahora pasaré unas noches en Chiang Mai, lo cual está muy bien  porque eso de hacer la mochila todos los días es un verdadero plastazo, pero es la única forma de ver sitios diferentes y alejados, claro.


Los selfies en templolandia, son casi obligatorios.


Visita al Santuario de Elefantes. Esto si que es genial de verdad. ¡Menudos bichos! Nos enseñan cómo alimentarlos, cómo darles medicina y finalmente nos dirigimos a darles un cubo de fruta. Espectacular poder estar tan cerca y tocar estos monstruos tan amables (adiestrados, claro).


Lo llamaré "Mariscos"


Por la noche me siento en un garito de la calle y establezco conversación con una chia que dice que es británica, al menos lo parece por su acento, pero vamos, que tampoco me cuenta demasiadas cosas de la zona así que emigro a dormir.


Ahora me toca volar a Krabi donde por fin voy a tener para hacer lo que quiera y no madrugar (mentira, porque las excursiones que pillo, son de madrugar también, pero bueno…)


Playa principal de Ao Nang con las motoras ruidosas
 

Esta banda en Full Moon (Krabi) ¡era especialmente buena!


El sitio para dormir, mejor que bien, me sobra, pero necesito calle, así que encuentro un sitio muy majo, con terraza donde veo el mar y en general bastante variado de menú, cosa que agradezco después de arroz, pollo frito y de postre pollo frito con el que nos han estado regalando el paladar.


Ao Nang, que es donde estoy, sería como un Benidorm multiplicado por 4. Mucha gente, mucho extranjero y bares y garitos con bandas por todas partes, así que, de alguna manera, ¡es mi salsa!
Reservo una ruta en Kayak para el día siguiente, entre manglares. La verdad es que me siento tan feliz de estar aquí, en medio de un bosque, disfrutando un martes cualquiera de un entorno maravilloso, un agua templada, unas vistas brutales… No puedo pedir nada más a la vida, de verdad. Me siento afortunado.
Hay una opción para reservar hasta 4 horas de kayak por mi cuenta, así que el día siguiente es el momento de la aventura 100% independiente. La experiencia me deja baldado pero tan contento de haber rodeado peñascos increíblemente majestuosos tan de cerca que el esfuerzo merece la pena.


Me tengo que detener más o menos cada hora para ponerme protector solar porque la sensación de que el Sol quema es real. De hecho la parte superior de los pies, que no recibió crema, acabó bien quemada.
Me detengo en una playa con un columpio, me como algo de la comida que llevaba, esquivo las lanchas locas que llevan a turistas en una orgía sonora que patina con la belleza del entorno, pero así es Tailandia. Belleza por castigo, seguridad y silencio en el transporte, no admitidos.




Parte de la ruta en Kayak

 
 Conquistando una isla preconquistada 3000 veces antes
 

Un pequeño montaje de mi felicidad.


Llego reventado y es momento de dar una vuelta por Dream Bar, el garito que más me gusta porque está un poco alejado de todo el mogollón. Llego con ganas de una cerveza y de ir a ver a una banda, me siento sin mirar prácticamente a mi entorno. En la mesa de al lado empiezo a interactuar con Charlotte, una joven císima británica con la que nos damos palique para rato y decidimos ir a ver a la banda que yo iba a ver, juntos. 


Vistas desde la isla Hong


La chica no tiene compasión por mi inglés y me habla como si fuera un colega con expresiones que a veces no alcanzo a comprender.


Nos metemos en un garito, cerveza, luego otro, cerveza, y acabamos pillando algo de cenar muy elegante y distinguido en el Seven-11.


Es tarde y le propongo echar la última en el balcón de mi hotel. Ella no lo sabe, pero acabo de terminar hace poco una relación y estoy en barbecho mujeril, así que soy bastante inofensivo. Necesito un tiempo para recuperar las ganas de estar con alguien de una manera más especial.


Al final accede y agradece mi buen trato, nos echamos una birra, estamos hablando hasta tarde y nos despedimos con un abrazo y el contacto del móvil que sirvió para al día siguiente, despedirnos con un “Feliz vida” dadas las escasas probabilidades de coincidir por el mundo de nuevo.


El día siguiente toca plancton bioluminiscente, snorkel y visita a la isla Hong, todo esto si que lo he buscado yo solo y lo quiero hacer.


Lo malo es que hay marea baja, y cuando con el paquebote llegamos a la zona de corales, es realmente complicado no hacerse daño con los arrugados corales. Nos movemos a otra isla y tampoco se puede bucear bien así que cambio de tema, toca visitar la isla de otra manera.


Mientras comemos, me levanto descalzo de donde estaba comiendo a por algo de melón y me pego un golpazo en el pie y me abro una herida en el dedo gordo bastante llamativa… Necesito desinfectar SI o SI, así que hablo con el capitán de la lancha y afortunadamente, no quedaban stitches o tiritas, pero si algodón y alcohol, así que me curo como puedo.


Sangro como un gorrino y meto el pie en el agua salada para intentar que lo que no mate al alcohol, lo mate la sal… Con cuidado el resto del día, eso si.


El tema del plancton luminoso fue lo mejor de la jornada, de noche, como a las 20.00, tirarte al agua completamente oscura y al moverte ver como chispas de luz se generan con el movimiento de tus manos y tu cuerpo… hipnotizante, la verdad.


Una de las mejores cosas del viaje fue conocer a Mark, un canadiense que hizo esta misma excursión en la lancha y tuvimos oportunidad de hablar y conocernos. Acabé llorando de risa como unas 3 o 4 veces, me hacía muchísima gracia su acento y cómo contaba las cosas, acabé pidiéndole el contacto del móvil para estar en contacto pues creo que es de esas personas que hacen que cualquier viaje sea un plus.


Reencuentro con la tropa


Ya toca volver a Bangkok, ver unos cuantos templos más y vuelta a Madrid en un vuelo de 14 horas que en realidad no se me hace tan pesado. Luego unas horas más y llego a Valencia, donde la lluvia y el frío me saludan de nuevo… ¡Socorro!


Un buen viaje, con muchas ganas de hacer otro y con la satisfacción de haberlo disfrutado, haber conocido gente y haberme reído mucho, pero mucho mucho.


¡Hasta la próxima!



martes, febrero 28, 2017

Fotos/vídeos y mapa de ruta de Nueva Zelanda

A pesar de que me pegaron el palo con la cámara, pude hacer fotos y algunos vídeos con el móvil, aquí os dejo una selección:


Vista de Auckland

En el Sky Tower, caminando sobre casi 200m de altura


Siempre espectaculares las nubes en NZ

Puente en Robert's Point

Más puentes...



Y más cataratas

 
  El tramo final de la montaña en Wanaka

Punto de partida para Milford Sound



Camino a Milford

Las aguas pestilentes de Rotorua

Milford a mitad de camino


Y así, todo...

Mapa de mi ruta:


martes, febrero 14, 2017

Fin de viaje a Nueva Zelanda


Escribo esto desde el aeropuerto de Singapur. Tan solo el pasado un día y medio en Auckland que era el tiempo que me quedaba.

Nada más llegar me dirijo a la Sky Tower, la torre más famosa de la ciudad y es prácticamente la más alta de la misma. La máxima altura a la que se puede visitar está a 220 metros y la verdad es que es bastante impresionante. Las vistas son inolvidables.
Desde la Sky Tower

Lo mejor es que en el lugar de observación hay trozos del suelo que están hechos de cristal, es decir, son completamente transparentes y ves toda la caída que hay debajo. Al principio impresiona bastante pasar porque tienes la sensación de que no tienes nada abajo pero al rato ya pasas sin darte ni cuenta. 

Investigo un poco la zona y me doy cuenta de que ya no estoy en la selva. Esto es una ciudad con sus rascacielos, sus edificios, etcétera. Yo diría que estoy ya no es ni Nueva Zelanda.

Al día siguiente cojo el bus turístico que me lleva por buena parte de la ciudad y acabo en el monte Edén que es un volcán ya extinto. Sin embargo se conserva el cono, que ya está apagado claro y es bastante impresionante estar pisando esa zona.


 
Lo que queda del volcán, un triste cráter que encima no se puede pisar

Cerca del museo, al que ya no entro,me encuentro con que debe ser el año nuevo chino o similar y hay grupos probando instrumentos un montón de sitios para comer, todo comida asiática, y la verdad es que echo una buena tarde.

 
15 pavos en el Carrefour, aún hicieron demasiado...

Por la noche quedo con mi amigo Nathan y echamos las últimas cervezas en la capital. 

Tengo que madrugar porque me esperan 36 horas hasta llegar a casa así que me lo tengo que tomar con filosofía.

Voy a poner un mapa de la ruta por si le sirve a alguien y cualquier pregunta que podáis tener, por supuesto, ya sabéis cómo localizarme. 

Ha sido una experiencia genial y ahora al final veo lo rápido que se ha pasado todo un mes... Y que siempre pasa igual.

Llegada a Valencia después de 1000 horas de vuelos y esperas infinitas. Algún espabilado me ha abierto la maleta en alguno de los transfer y se ha hecho con la cámara de fotos y todas las fotos y un paquete que traía con recuerdos para todos... y bueno, las fotos que hice... que rabiaaaaa. La compañía se desentiende, ya lo pone en la página 34500 de sus estatutos - La compañia no se responsabiliza de tu maleta, si te roban , que te peten... Welcome to Spain!

Hasta la próxima pues, que espero que sea pronto.

jueves, febrero 09, 2017

Franz Josef 2 - Jorge 0

Franz Josef es un pueblo de la zona de la costa oeste de la isla sur de Nueva Zelanda. El lugar en si tiene 2 calles, y un glaciar, y punto. Aun es peor fox Glacier,  que tiene menos calles.

Decidido me abalanzo sobre los puestos de helicópteros para contratar uno que me lleve al glaciar y que encima lo pueda patear un rato. Vale un dineral, pero qué narices, esto se acaba y uno no tiene la ocasión de volar en helicóptero así muchas veces en la vida, perfecto. Contrato para el sábado y todo listo.

Al glaciar sin escalas

El Hostel está bastante decente,  a las 18 te dan sopa,  desayuno todos los días, café gratis, un Hot tub de agua caliente, como si fuera un jacuzzi pero en medio del Hostel,  etc. Parece que no hay donde aburrirse.

Veo los mapas y pregunto en la recepción si hay alguna ruta para hombres experimentados cono yo, jajaja. Y me dice  que hay una ruta de 5.20 horas, se llama Roberts point y empieza cerca del glaciar donde se tiene una vista fantástica de el, en caso de que no haya nubes, llueva, etc.

Allá que me voy. La ruta es bestial, resbaladiza, con un entorno de selva tropical genial,  puentes colgantes, saltos, ríos que atravesar,  etc. Ciertamente la mejor que he hecho nunca por entorno y retos. Después de hora y media aprox. ya me he cruzado con gente que hace lo mismo que yo, así que dado que el camino se endurece, me uno a una pareja. Llegamos a una catarata brutal, subimos ya en plan Indiana Jones y cuando llegamos arriba vemos que un terraplén se ha cargado el camino, incluso un árbol esta atravesado en la propia catarata. Ajjj que rabia, no podemos continuar, asi que iniciamos la vuelta.

Así de chulos eran los puentes colgantes.

En la misma vuelta me cruzo con gente y les digo que no hay salida y que tal, pero la gente sigue, la verdad es que vale la pena. Yo me voy a ver el glaciar por otro lado y la verdad es que es impresionante. Yo al venir ni sabia que había glaciares aquí,  pero si los hay, por lo menos 2. Las otras rutas para ver el glaciar no están mal, pero no son la de antes, claro.

Vuelvo haciendo dedo cómo de costumbre y me recoge un local que me dice que ha hecho esa ruta entera....comoooo????... Increíble,  pero ya es tarde, urge meterse en el jacuzzi a 41 grados.

Hala, ya está, el glaciar,  ya no hace falta que vayáis

Al dia siguiente el tiempo es un auténtico horror, tan pronto está nublado, llueve de repente como hace un poco de sol y así todo el rato. Para colmo los helicópteros no funcionan bajo estas condiciones climáticas y mañana va a estar igual con lo cual se me cancela la ruta en helicóptero.

Parece que el tiempo mejora un poco por la mañana y me decido a hacer una ruta de 40 minutos para entrar en calor y acto seguido me dirijo otra vez a la ruta inacabada de ayer con la intención de finalizarla. Me recogen una pareja de taiwaneses supersimpáticos y empiezo la ruta de nuevo.

Ahora empiezo la ruta con una decisión inigualable, voy dando zancadas. Empieza a chispear. Voy mucho más rápido que ayer, pero donde ayer había solo montañas de piedra de repente se han formado ríos de la lluvia que había caído por la mañana. Todo resbala el doble.

Mores donde mires hay cosas tan diferentes a lo acostumbrado.

Esta ruta al principio tiene un indicador que pone que se ha matado gente, que es lo que le da el sabor especial a la ruta, claro. Por eso, si bien la ruta está indicada, ya no aparece en los mapas porque según me dijeron en recepción hay mucha gente que ha tenido problemas con la misma y han acabado viniendo helicópteros de salvamento, etcétera. Vamos, que la ruta apunta maneras. Cuando llego al tercer puente colgante, justo antes de la catarata de la confusión,  empieza a llover de una manera brutal, la montaña se comunica conmigo y me dice "Jorge, lárgate de aquí".

No me he cruzado con nadie, voy completamente solo y la verdad es que es un poco arriesgado. Aún así decido esperar un poco para ver si para la lluvia. Tras media hora de espera y estando completamente calado decido rendirme y volver al inicio con el pesar de haberlo intentado dos veces y haber fracasado en ambas.

Un resbalón de esos que separan la cadera del resto el cuerpo, me hace recordar que la decisión es adecuada, otra vez. Me crucé con un asiático y le digo que es un poco peligroso y me dice que él ha venido aquí para hacer la ruta caiga quien caiga. Supongo que se mataría y en el momento que escribo esto, todavía no lo han encontrado.

Son demasiadas cosas, una ruta sin gente, lloviendo sobre roca resbaladiza con caidas mortales a alturas locas, clima terrible. Son demasiadas señales y una cosa es intentar hacer algo arriesgado y otra ser idiota.

En definitiva, no pude acabar la ruta pero por lo menos lo intenté dos veces. En el hostel, el chico de recepción fue muy comprensivo, le dije lo que había sucedido y me dijo que llegar al tercer puente colgante ya tenía bastante mérito, que no estaba nada mal y que el tiempo era demasiado peligroso como para hacerlo sin tener más experiencia.

Supongo que me lo diría por lástima pero me hizo sentir un poco mejor. Por supuesto, ni que decir tiene que cuando por fin llego al hostel, sale un sol de justicia. Definitivamente la montaña no quería que la pisara más de lo que lo hice.

Ahora toca volver a la Isla Norte, a Taupo y además no quiero pasar una noche obligatoriamente en Wellington con lo que tengo que hacer encaje de bolillos para enganchar varios autobuses y el ferry. De entrada el primero de los autobuses que me acerca a Picton tiene que dar media vuelta porque la carretera está cerrada por alguna incidencia, no quieren precisar nada más que eso. Anteriormente me han comentado que muchas veces caen rocas de las propias montañas y bloquean las carreteras durante días. ¡Así es Nueva Zelanda!
Oca, cisne,  o lo que sea, me encaja perfecto en el encuadre.

Hoy el calor en Taupo es sofocante,  prácticamente un verano del sur de España. Me hago unos sándwiches y comienzo mi caminata hacia las huka falls, que es como una catarata pero casi en horizontal, el agua coge tal rapidez que estalla al final en una bolsa tremenda de agua. Por supuesto,  olvidate de nadar, pescar ni nada parecido cerca de allí. 

Huka falls a pleno rendimiento

Llego relativamente rápido así que me animo a continuar hacia ruatiatia,  una presa que controla el nivel del lago y abren las compuertas a unas horas determinadas. Creo que valdrá la pena, asi que allá voy, son 2,5 horas más de camino para llegar, pero ha de valer la pena. El sol empieza a ser agobiante, mi botella de medio litro de agua está casi vacía y aquí no puedo negociar el cambiar agua por protector solar, como hice en wanaka.

Por fin llego a la presa y la verdad es que la pinta de las rocas, los colores y la altura me estremecen por lo brutal. Pensaba que a estas alturas ya no vería nada tan interesante, pero mira.

Si estás allí y ves esto, no te lo crees, la foto es basura.

El asunto es que según me comentó un operario, ayer 4 idiotas estaban debajo del cauce cuando abren las compuertas, hicieron sonar la sirena como de costumbre, pero los idiotas ni caso. Resultado,  uno de ellos se lo llevó la corriente, no sin antes despedazar y machacar su  cuerpo contra las rocas desnudas y varios miles de litros de agua que lo proyectaban hacia ellas. Resultado, ahogamiento,  por supuesto.

El hombre me comentó que lo estaba investigando la policía,  porque si bien tienen que dar 3 alarmas cada vez que abren las compuertas, el hombre me dijo que como era tan constante la apertura de puertas, solo dieron una alarma 5 minutos antes. Se le veía un poco preocupado, claro. Hay que estar muy muy zumbado para pretender enfrentarse a esa cantidad de agua y naturaleza y pretender sobrevivir, pero de todo ha de haber, claro. 

La vuelta se me hace muy pesada,  ya hace rato que no tengo agua y estoy reseco y completamente agotado. Como puedo me arrastro hacia unos baños y bebo antes de que salga el agua caliente del grifo. Aquí prefieren gastarse la pasta en calentar el agua, con tal de que la compres y no la bebas gratis del grifo de un baño. Luego consigo llegar a una tienda y hasta que no bebí 2 litros de agua seguidos, no seguí la marcha.

Mis botas murieron, demasiada tralla en poco tiempo, así que les hice una misa breve y a la papelera. Los agujeros de los talones ya permitían el acceso a piedras demasiado molestas y el ratio paseo/calcetines agujereados era insostenible. 

Mira Joan, igualito igualito que el que pintaste tu, jajaj.


Al dia siguiente me levanto en el polo sur, un frio terrible, yo no entiendo nada de nada. Decido alquilarme una bici y me recorro parte del lago y me voy a buscar un circuito de esos de saltos. Claro, yo no tengo ni idea,  pero de alguna forma consigo atravesar lo una vez y oye, eso wue me llevo! Por la tarde el frío es inhumano, aun así me animo a ir a la cervecería de ayer, donde una loca me acosa un poco demasiado. Es la típica loca del pueblo,  la versión femenina del loco de pueblo que tan entrañable resulta siempre. Me deshago de ella,  que ya tengo una edad caramba,  y me voy a otro garito que si bien la música no me flipaba, si me daba buen feeling.

No me equivocaba, a los 10 minutos se interesa por mi un tan Steve y resulta ser un rocker de la vida. Nos tiramos horas hablando,  me invita a birras, me da toda la bola del mundo y al final con tanto birra pues ya me pongo como las cabras claro. El camarero resulta ser chileno y me hace unos trucos en mis narices que aún hoy no puedo comprenderlos, me deja flipado. 

El cabrón de Steve tenia más pelo que yo.

Luego se junta la chica del garito de antes que servía las copas, y hala, a reírnos.  Todo ello sonando skid row, avenged sevenfold, lo que le pidieramos, fue una noche para no olvidar.

Ya camino de Auckland,  el final de mi viaje.  Se pasa volando esto, pero estoy muy contento con la experiencia y echo muchas personas y cosas de menos, así que en un par de días cogeré el vuelo de vuelta. Pondré un mapa de la ruta por si le sirve a alguien y fotos y vídeos. 

Muchas gracias por haber llegado hasta aquí y haber viajado conmigo aunque en realidad esto lo escribo para mi mismo, para poder recordarlo en un tiempo, aun así, gracias por el interés. 

¿El siguiente viaje? Marte, por supuesto ;-)

viernes, febrero 03, 2017

Pedazo de isla sur

Por fin camino de Queenstown, grandes han sido las alabanzas de este lugar durante el viaje, así que las expectativas con altas. El servicio de bus de la isla sur es menos cómodo que el de la zona norte,  no tienen Wifi,  no por su culpa, pues en esta isla el Wifi es un producto de gana alta. Compensan la falta de entretenimiento con unos paisajes alucinantes y unos comentarios del conductor la mar de entretenidos. Además,  pensando que lo hacen todos los días tienen un mérito increíble. Es más, si al conductor le parece bien y va con tiempo, incluso hace paradas extra para ver alguna cascada, bien hacer una foto a un lago, vamos, de momento una maravilla de servicio.

Llego bastante tarde a Queenstown,  así que voy directo al Hostel y a por víveres,  luego me doy una vuelta por el pequeño pueblo. Yo diría que es el Benidorm de Nueva Zelanda, ni más ni menos. Decenas de bares, música en directo, mucha mucha gente y mil actividades llenas de adrenalina...que ya me tocaba,  por cierto.

Una mañana me desperté con esto pintado en la mano, símbolos Maoris? 


El entorno parece bastante interesante, pero de noche no puedo apreciarlo tanto. A la mañana siguiente me voy directo a reservar para visitar Milford Sound,  y me aconsejan que vaya el sábado que seguro que va a hacer buen tiempo,  así que no lo dudo y efectúo la reserva.  Pero me quedan un par de días en los que hacer cosas por aquí, y si tienes una tarjeta de crédito,  aquí no tienes problemas.

Voy visitando las diferentes actividades y hay una que me llama mucho la atención,  se trata del Canyon Fox. La cosa es dar un salto desde 182 metros de altura, lo que es más o menos un piso setenta y algo de altura y después del salto, o más bien la caída de fe, estás enganchado a una tirolina que te lleva al otro lado del valle, ahi te recogen y luego ya desde unos 150 metros de altura haces una tirolina simple hasta la base que esta situada un poco mas abajo.

La altura del Canyon Fox 


Adelante, necesito una buena dosis de adrenalina, basta de museos, zoos y demas chorradas ya hombre!. Conforme contrato, me quedan 2 horas hasta ir al sitio, noto como mi corazon va bastante alterado, ya hace años desde la ultima vez que salte en alguna locura de estas. Pero por fin llega el momento, lo bueno es que te llevan a un sitio que es privado, es decir, solo tienes acceso si vas a hacer la actividad, asi que nos meten a 4 en una furgoneta y para alli que vamos.

Una de las mil cataratas de camino,  son tantas que ya pierden el interés

La conductora se interesa por si hemos hecho cosas parecidas anteriormente para hacerse supongo, una composicion de lugar del ganado que lleva y de si le va a dar problemas del tipo "yo ahi no me tiro" y similares. Llegamos al lugar y aun pateamos un rato cuesta arriba. Cuando llegamos al sitio y nos hace asomarnos, efectivamente vemos que esta alto de narices, pero yo no sabria distinguir si estoy en un piso 30 o 40, voy a saber si estoy en un 70?... ni de lejos, eso si, luce aaaaalto de narices. Nos calza el arnes, nos explica un poco la historia y que hay diferentes formas de tirarse, en plan, mirando para adelante, de lado, de espaldas y corriendo.

Aunque me apetece lo de saltar corriendo al vacio, la verdad es que acojona sobremanera y ademas segun la chica, hay que tener controlado un poco el arnes, vamos, que a la primera no lo hace nadie porque es un poco loco. Cuando me toca yo les digo que de frente que quiero ver lo que pasa, y cuando me cuelgan, los cabrones dejan que con la ondulacion de la cuerda me ponga yo solo de culo, no puedo hacer nada para evitarlo, asi que voy de culo. Ellos ya sabian que yo habia hecho cosas parecidas asi que estaban confiados conmigo, y no les daba reparos hacerme la putada, asi que despues de contar 3...2... nio se esperan, al 2,5 ya me habian soltado, me deslizo para atras, y raaas, jajaja, esa sensacion de caida libre por unos segundos y enseguida te recupera la tirolina y vas a toda pastilla hacia el final, muuuy chulo!. Lo mejor es que al final pegas un frenazo tan fuerte que te empiezas a balancear como una peonza. Yo llevo bien el tema de las alturas, peo el mareo gratuito no tanto, y yo venga a dar vueltas como una peonza con una vista acojonante, eso si, del tio que esta muy pero que muy debajo de mi. Cuando por fin me recupera, ocurre lo mas emocionante, en una plataforma de menos de un metro cuadrado, el currante que esta alli me tiene que quitar el arnes de cuelgue, y ponerme otro, solo pasa medio segundo desde que hace esta operacion, pero como yo estoy tan mareado, conforme me quita el mosqueton, tropiezo para atras y se me va un pie para abajo y mi cuerpo detras, claro... el tio se asusta y me engancha con una mano y rapidamente me pone sobre seguro de nuevo, pero se me ponen los huevos de corbata, claro, y yo creo que a el tambien un poco... Todo fue culpa del mareo y de que yo pensaba que estaba en sitio seguro, pero no. En fin, nunca lo olvidare, me salvo un poco la vida, pero al fin y al cabo su trabajo es que no se mate nadie, no?, jajja, no lo olvidaré nunca, la verdad.

Uno de los famosos lagos de cristal, donde se refleja todo que no te lo crees


Luego ya te enganchan a la tirolina del disfrute donde puedes soltarte y hacer monerias y lo disfruto como un chiquillo. El cuerpo por fin descansa y mi corazon vuelve al latido standard... gran experiencia!

Por la tarde decido subir a pie a traves de un camino en medio de millones de arboles brutales, hasta la cima de la gondola, que tambien hay una aqui, y la verdad es que la ruta es superchula, se entrelaza con una ruta de mountain bikes que va a toda pastilla pero está todo bastante bien indicado. Es como una hora y mjedia subiendo, pero es precioso, aquí ya puedo empezar a saborear la pasada de las vistas, los paisajes y por que esto es la zona mas bonita del mundo, y bajo mi criterio, de momento de todo lo que he visto, lo es.

Lo mires por donde lo mires, Queenstown es una pasada

El entorno es brutal, el pueblo metido en un valle con un lago tremendamente grande, viendolo desde arriba se entiende porque este pueblo es un lugar de paso obligatorio, bueno, por eso y por Milford, claro.

La visita al obligado Milford comienza antes de las 7 de la mañana, asi que el madrugon no me lo quita nadie, son 4 horas, pero es que el camino es ya en si una autentica pasada. De hecho el conductor hace ya algunas paradas programadas para cafe, pises y para ver lugares concretos. Uno que me impactó fue uno de esos lagos que se refleja la montaña y parece un espejo, los Crystal Lakes, de verdad, impresionante. Seguimos el camino y llegamos a la parte final del mismo, esto es ya para morirse, no hay foto ni que te lo cuenten, porque las montañas y el entorno es indescriptible, punto.

El puerto de carreras de barcos de Milford

Para no olvidar, desde luego


Llegamos al final donde un pequeño paquebote nos lleva a dar una vuelta por alli. Al final Milford es una hendidura en la tierra del mar de Tasmania, solo que muy grande y rodeada por un entorno montañero brutal. Tambien se espera ver focas y cascadas brutales. Comenzamos la travesia, bueno, nosotros y 6 barcos mas que yo pudiera contar, y a la primera de cambio, cascada brutal, pero de pelicula, segun el capitan, mas alta que las del niágara, pero no mas grandes, claro, jajaja.

Nos va moviendo por alli y cuando ya tienes el dedo entumecido de tanta foto nos acercamos a las foquitas, y venga mas fotos. Esta interesante porque justo llegamos a una riña entre ellas por un risco de piedra, y vaya bocados se daban. Luego el momento catarata, resulta que el barco se pone practicamente debajo de una cascada y ya nos informa que si nos quedamos fuera nos vamos a chopar intensamente, asi que tengo que vivir la experiencia, me pongo la chaqueta y yo y 3 mongolos mas nos quedamos a que nos riegue la madre naturaleza... la verdad es que a pesar de acabar como si me hubiera tirado al agua, es realmente chulo, el agua esta helada y es como entrar en una lluvia intensamente pura, genial.

En el camino de vuelta el capitan nos anuncia que aunque no esta programado, hay una colonia de delfines que viene de cara a nosotros, y efectivamente, justo nadando a nuestro lado y por debajo del barco, montones de delfines, impactante, ya habia visto alguna vez, pero desde luego no tantos, y mucho menos en ese entorno. Yo creo que al capitan le vino mal porque vimos algo gratis, y siendo que en Queenstown, todo vale muchos dolares, le dolería el corazon de ver que estabamos viendo algo extra sin pagar.

La vuelta es espectacular tambien, desde el otro angulo del bus, no tiene desperdicio. A la vuelta visita obligatoria a mi nuevo y favorito bar, muy cerca del punto de informacion, y sobre todo donde las birras valen 5 dolares, conozco a un fines superinteresante!

Toca pegarse otra caminata, esta un poco mas dura, y vamos subiendo, se trata de la colina que hay justo detrás de Queenstown, esta lleva mas de dos horas de subir, y el viento llega a momentos ser bastante desagradable, pero las vistas del camino y del final son increibles.

Todos los dias acabo en el mismo bar, que ya me tienen fichado, intento ir a algun otro, pero lo de rock bar aqui no les suena ni de lejos, la verdad...

Es momento de saltar a Wanaka, un pueblo un poco mas pequeño que Queenstown, con un pedazo de lago y un entorno que me gusto incluso mas que el de Queenstown. Llego pronto por la mañana, asi que no puedo hacer el checkin hasta las 14.00, pero el agua está superapetecible y alquilan kayaks, asi que dejo la maleta en el hostel y me pongo el bañador, me subo en el kayak camino de la pequeña isla Ruby, imagina la situacion, montado en el kayak, en medio de un lago mas azul de lo que he podido ver nunca, rodeado de montañas gigantes y con nada de viento... Pues ahi estaba yo, sonriendo como un idiota tratando de atesorar esto en mi cabeza para el resto de mi vida... aun mejora la cosa, llego a la isla, me bajo del kayak, me doy una vuelta y me tiro a nadar... Eso si, duro un minuto en el agua porque esta fria como el hielo, pero me apetecia muchisimo meterme. Al rato vuelvo con el kayak y ya el viento se pone el plan cabron y ademas se me acaba el tiempo de alquiler, asi que toca ya volver al hostel.

Al final pondré todas las imágenes y videos


Afortunadamente encuentro un garito con birras a 5 dolares, asi que sera mi nuevo punto previo a la cama. Al dia siguiente me hago una ruta por mi cuenta, luchando contra un viento tremendo. La ruta da la vuelta a la peninsula pegada a Wanaka, es larga como nadie, y cuando llego al final, al pueblo de al lado, estoy desfallecido y no encuentro ni un maldito lugar con sombra para comer, asi que toca hacer dedo. Esta vez soy yo el que encuentra a una mujer poniendo gasolina a su coche en la acera, asi que le hecho una mano y en compensacion me acerca a Wanaka, genial.

Por la tarde el tiempo se pone muy tonto y empieza a llover en serio, la verdad es que es el primer dia que me llueve asi por la tarde, asi que toca hostel, lo cual no viene nada mal porque conseguimos hacer un grupete para el gran reto de Wanaka, subir el Robs Peak. Unos 1600 metros de altura y con unas vistas que auguran una gran recompensa.

Asi que con Daniela, a la mañana siguiente, allá que nos vamos, ella no quiere hacer dedo sola, pero si va conmigo si, por eso se me acopla, si no se tiene que pegar una caminata de 6 Km solo para llegar al punto de inicio.

En 10 minutos nos para un inglés que también va a hacer la ruta, asi que genial, ya somos 3. Al rato de empezar viene la última participante, Casandra, tambien del hostel, pero que va a su rollo, pero la tía nos caza, y eso que empieza tarde. La subida es acojonantemente empinada y larga, 3 horas subiendo por diferentes niveles de ángulo. El último tramo es brutal, es la típica pasarela que a cada lado esta la falda de la montaña y si te caes te matas sin remedio...Las vistas son acojonantes, pero aún son mejores a la bajada, porque a la subida vas concentrado en el camino y no te fijas demasiado, pero si al bajar.

La foto que le hice al inglés que nos acompañó toda la ruta


Le hago una foto al ingles, y al final acabamos bajando juntos, las chicas se quedan haciéndose millones de fotos mientras bajan, por lo que tardan ni se sabe. A mi me dio tiempo a echarme un cigar con el inglés, echar un café, una birra y ducharme, y luego llegaron ellas, exhaustas, pero con la recompensa de la caminata brutal y las vistas inolvidables.

6 veces esto y es como si hubiéramos subido al Everest 


Ésta es la primera vez en mi vida que simplemente contemplando un paisaje, se me ha puesto la carne de gallina, de verdad, con una sensación de contacto con la naturaleza impresionante. Ya se que queda muy poético, pero para mi es tan difícil de expresar como volver a reproducir ersa sensación. Cualquier foto que os enseñe no vale para nada, una vez más.

Los tres escaladores del hostel

Cualquier foto que hagas aquí ya es una maravilla

Gracias a Marta (Love U!), me ha podido comprar el billete del ferry a la vuelta a la isla norte,  con el tema de que los Guns están por aquí,  la cosa está complicada con las reservas.

Bus a Franz Josef Glacier, a ver como me recibe este lugar, que oye, bien visto, esta muy original lo de poner lo mas destacable detrás del nombre. Me parece una ideaca, imaginaros, Valencia - Miguelete, Madrid - polución, Teruel - Asturias - Sidra.... En la estacion: "Pasajeros con destino Valencia Miguelete, dirijanse a la puerta 4", mola!, jajaja y ademas evitaría muchas dudas y desconciertos. Se las saben todas estos kiwis.

jueves, enero 26, 2017

En bus hacia el sur


¡Vámonos a Wellington! Es momento de escapar de esta ciénaga maloliente que es Rotorua, las cosas de volcanes no son divertidas, huelen mal y sobre todo en la mayoría de los casos matan.

El autobús es genial, tiene Wifi y es bastante cómodo, conozco a los primeros españoles del viaje, una pareja que se van a Taupo, donde yo espero estar más adelante. El trayecto en si es bastante normal, nada destacable por las ventanillas, exceptuando la pedazo de montaña que dejamos a nuestra derecha en la ruta hacia el sur. Se trata del Parque Nacional de Tongariro, es muy fácil de ver en el mapa porque está justo en medio de la isla norte. Tiene nieve en la cima y es algo así como el monte emblemático de la parte norte de las islas. Resulta bastante impresionante, tardamos cerca de dos horas en perderlo de vista desde el bus, así que imaginaos el tamaño de la bestia.

 
Vista desde el monte Victoria


Llego a Wellington, y reconozco enseguida a mi segundo enemigo natural, el viento... los Wellingtonguers se sienten orgullosos de ser la ciudad con más viento durante todo el año, y no solo eso, se jactan de que durante más de 160 días al año hay vientos superiores a 60 kilómetros por hora en toda la ciudad. Pues muy bien, la siguiente pregunta es ¿y por qué seguís viviendo ahí?

No sabéis lo difícil que es encontrar una cerveza de 5 grados, todas son de 4


Nada más llego me voy a la Cuba street, que me habían recomendado en el propio Hostel, es la calle con bares, pubs, etc, muy pintoresca, la verdad, y con esculturas móviles que no creo que acabe de comprender nunca. Preguntando a los lugareños, me entero de que parece ser que hay un garito de rock, y cerca de la calle Cuba, se llama Valhalla... lo encuento, pero está cerrado hasta viernes y sábado, así que de momento no puedo verlo.

Contrato el Hop on Hop off bus, este que puedes subir y bajar tantas veces como quieras, y resulta que los diversos conductores que me tocan son superatentos, majos y simpáticos, y en general a todo el mundo le sorprende que yo sea español, ya he pasado por inglés (sisi, inglés), por italiano, por supuesto, por inglés otra vez por mi acento al hablar (jajaj, esta es buena, pero es real...pfff...lo juro) y en fin, alemán, francés... Lo cual no es de extrañar porque el 90% de la gente que conozco es francesa o alemana. En el bus, me paro en el zoo, se está convirtiendo en una absurda tradición esto de visitar el zoo, pero tenía que ver un maldito Kiwi de carne y hueso, y aquí ponía que había al menos un kiwi, así que no hay más preguntas.

El zoo es bastante normalete, pocos bichos que no hubiera ya visto antes, pero por fin llegamos a la reina del zoo, la sala de los kiwis... Entro en lo que parece una cueva, oscura como no os podéis imaginar, únicamente iluminada por luces de esas rojas de las salas de fotografía, y pocas... dentro hay como un gallinero, pero moderno y cuesta ver dónde estás pisando, y es gracioso porque todo el mundo está intentando encontrar un bicho más bien oscuro, en una oscuridad bastante profunda... Pero si, por fin veo al kiwi, es como una gallina, pero mal. Muy torpón, y con ese pico...ufff, lo que hace con ese pico es cazar gusanos, etc... pero solo por la noche, es por esto que toooda la sala está a oscuras, porque si no el animal en concreto no caza, y al estar en un entorno no natural al fin y al cabo, acaba por morir de hambre. Esto explica que esté en peligro de extinción, pero es normal, un animal de estas características aguanta dos días en un entorno salvaje, seguro que es el hazmereir de la fauna neozelandesa.

El ninot de Gandalf en el WETA, la exclusiva de las fallas se acabó  


Ya que estoy relativamente cerca, me paso por el museo de la primera guerra mundial, que al parecer hubo algunas tropas locales que participaron en ella, y a la vista del memorial, les dieron candela en diversas batallas. No es que sea fan de museos, pero la verdad es que estaba bastante currado y se veía solo, además, iba a unos 2 metros de la guía que te contaba todo y que no pagué, así que de rebote me enteré de bastantes cosas curiosas.

Ahora que saco el tema, los precios, los precios de todo son sencillamente LOCOS. Para que os hagáis una idea, un paquete de tabaco de 30 gramos en España, en el momento que escribo esto y si no me equivoco, son 5 euros más o menos, pues bien, el mismo paquete, de otra marca, claro, pero vamos, low profile, son alrededor de 50$, esto es, cerca de 40 euros... pues así. todo, es una locura total. Según tengo entendido por lo que he preguntado a gente que he conocido, etc, el precio medio que se paga por hora de camarero es unos 17$ la hora, y el precio de los alquileres es tan caro, que no se paga al mes, se paga a la semana...¡Toma ya!

Ya se que no es nada dl otro jueves, pero está a 15000 km de casa, ja!


Mi amigo Juanan me iba a matar si no hacía alguna excursión del señor de los anillos, si o si. Así que escogí esta de Wellington que me pareció aceptable, y bueno, si, te llevan todo el día para arriba y para abajo, vi Rivendell... A ver, no nos equivoquemos, vi el sitio donde grabaron las escenas de Rivendell, que de hecho, sólo dejaron una puerta de cartón piedra y fichas de esas informativas por el bosque... también un sitio que sale una escena de 0,3 segundos donde sale Gandalf con un caballo y un puente... y bueno, así un poco todo, la verdad es que me pareció un poco un quieroynopuedo, pero el caso es que hay cosas de los anillos en cada ciudad que voy. Es cierto que las pelis y las del Hobbit se grabaron mayormente en espacios naturales, pero ojo, tremendamente modificados la mayor parte de ellos para encajarlos en la peli. SI no eres un freak de palo, como alguno que había en el bus que de verdad daba verdadera pena, no creo que esto se disfrute tanto. Lo peor era el momento de las fotos, que si ponte aquí que Légolas pegó un salto, y hala, todos pegando el salto con la espada y foto al canto. Yo me negué por principios y el conductor/narrador me vió en la mirada que no iba a participar de ninguna manera en ese festival de lo absurdo, bastante era que me metí en el bus y pagué la astracanada de pasta por, eso si, llevarme a sitios bastante molones.

Conforme pasan los días me doy cuenta de lo vital e importante que es el dinero para los locales, todo lo miden en millones, este edificio costó de arreglar x millones, Peter Jackson donó nosecuantos millones, el terremoto nos costó x millones, y así todo. Por cierto, P. Jackson es una especie de semidios aquí, todo el mundo le idolatra a niveles mágicos. Tampoco es de extrañar, cada vez que hay un terremoto y algo se rompe, ahí viene Peter, lo compra y lo refunda, de esta forma, yo diría que casi toda NZ es prácticamente propiedad de este hombre. Sin ningún rubor le cambiarían el nombre a Nueva Jacksonlandia, estoy seguro.

Tuve la ocasión de visitar la sala Valhalla un par de noches para ver dos conciertos, que en general, me dejaron un sabor de boca regulero... calidad musical mediocre y birras carísimas claro, jajaja.

Es momento de coger el ferry que me llevará a la isla sur, en la sala de espera pone que el mar está "heavy" y solo hay un nivel más de violencia, el nivel tormenta... y se nota, en cuanto abandonamos la bahía de Wellington el barco se inclina muy notoriamente y el mar está picadísimo. Cuando llegamos al estrecho entre las dos islas el barco levanta unas cortinas de agua de más de 20 metros que acojonan bastante, llega el punto de que hasta que me mareo un poco, no es que sea un lobo de mar, ni mucho menos, pero tampoco es la primera vez que subo en un cacharro de este tipo. Finalmente nos acercamos a la isla sur, y ahora si.... ahora si, esto es otro rollo, ya solo el arrecife que se puede ver por las ventanas y en las zonas externas del barco son acojonantes, el mar ahora está mucho más relajado y parece que vamos en una balsa, el entorno es maravilloso.

1km de subida según dice el manual


Llegada a Picton, pueblo obligatorio porque es donde atraca el ferry, paso noche y a la mañana siguiente madrugón para ir en bus a ChristChurch, la ciudad de los terremotos, el viaje son unas 8-10 horas, pero no se hace pesado en absoluto, porque al parecer, este bus hacía la ruta de la costa, pero después del último terremoto, quedó tan maltrecha que solo la abren un rato cada día, y solo para tráfico específico... Mejor, iremos por en medio de las montañas y ahora si puedo decir, que la cosa cambia, nada que ver con la isla norte, los paisajes son realmente espectaculares. Se disfruta mucho el viaje, porque no te cansas de mirar por la ventanilla. Paisajes que ves en las películas, están aquí, para uso y disfrute del que llegue a esta zona, y de verdad, vale la pena.

Llego a Christchurch, a un hostel que si bien es muuuy tranquilo, la gente es un poco más mayor y entablo ya alguna amistad viajera, gente de USA, este de europa, aquí el mix se multiplica.

Antes, un castillo,  viene el terremoto y plaaas.


Ha pasado algo que no me ha gustado demasiado, y es que todo el mundo me viene hablando de Queenstown desde que llegué, que si ves, que si esto, que si lo otro... Es verdad que está al lado de Milford Sound, algo que quiero ver, pero tanta brasa me han dado que al ir a mirar hostels, me doy cuenta de que está prácticamente todo cogido, y consigo la última habitación en un hostel del que ni miré ni donde estaba, y lo suelo hacer por las distancias... El caso es que he tenido que programarme a una semana vista y yo soy más de a salto de mata en estos viajes, así que si quiero dormir bajo techo, no me queda otra que adelantar algunas reservas.

En Christchurch hay un tranvía de esos antiguos que te pega un paseo mientras te cuentan cosas de la ciudad, soy muy fan de esto, desde que subí a uno de ellos en Lisboa, es algo que me gusta hacer. Tengo ocasión de ver el jardín botánico, pero el frío me vence, más que el frío el viento, que al final viene del polo sur que está al lado, y esto se tiene que notar.

Ojo al de la derecha, motero de pro, y en el tranvía. 


Hoy toca visitar la Góndola, un teleférico de esos que te sube a la montaña más alta de Chch (así lo escriben), y la verdad es que las vistas te dejan sin habla... No lo había dicho, pero mayormente Chch está roto, cuando vas por la calle ves un montón de huecos, grúas y trabajadores de la construcción, y es que donde había un hueco, habia un edificio que no estaba preparado para un terremoto de más de 7 en la escala.  De hecho hay más cosas rotas de lo que yo imaginaba, incluso me recomiendan que no vaya a algunas partes de la costa porque está todo bastante deshecho.

Me flipan estos casitrenescasibuses.


Esto no se aprecia desde la altura de la góndola, pero es notorio al pasear por la ciudad, claro. Para ir a la Góndola decido ir en el bus de línea, y el conductor es un indio simpatiquísimo, a los 10 minutos ya tenemos claro que vamos a fundar un restaurante hispanoindio que sólo servirá paella. Él me traerá clientes en el bus de línea y yo estaré todo el día haciendo paella, un tío muy simpático, muchas risas.

Cuando acabo la Góndola experience, me apetece irme más hacia el este, a ver cómo de lejos puedo estar, así que me espera un pateo de 2 horas, porque el bus que me llevaría tarda una hora en llegar... Caminar. es lo que más estoy haciendo, y con gusto, pero la verdad es que desde que he llegado he caminado ya por todo este año y por los 3 o 4 siguientes... El caso es que me equivoco y me meto por un sitio que no es, le pregunto a un furgonetero y me dice que para el otro lado, cuando me giro y sigo caminando un coche que pasa por mi lado me pita y se para justo unos metros delante....¿?...claro, auto-stop, ya me habían hablado de esto hacía días en Rotorua, que no era tan difícil, pero vamos, de esto a que te paren sin ni siquiera sacar el dedo, uah, tiene buena pinta... como no voy donde el coche que acaba de parar, le doy las gracias con un gesto sin más.

Giro a la izquierda y me digo a mi mismo, ¿a que saco el dedo ahora en serio?, dicho y hecho, a las 8 segundos ya me para un inglés con un perrazo que no cabía en el coche, y sin más me dice que me suba, me pregunta de donde soy, etc, y me acerca hacia donde quería ir, un sitio en Sumner llanado Rock Cave. Esto debe ser un garito espectacular, porque según Google maps estaba prácticamente en la playa. El amable conductor me acerca y me deja a unos 20 minutos a pie, genial. El tal Cave Rock resulta ser una rocaza en la playa donde al final me meto para comer. El pacífico está frío de narices y el tema de las mareas aquí es algo serio, si te descuidas te quedas en un islote, y espera a que la luna se vaya o estás más bien atrapado.

El paseo que conduce a la roca.


La verdad es que la roca en si es increíble, y creo que siempre la recordaré porque es la parte más al este que vaya a estar nunca de mi casa. La vuelta...si, la vuelta, tengo como unas 3-4 horas a pie desde donde estoy, o bien coger 3 autobuses enlazados... Tengo que sacarle partido a este nuevo medio de transporte que ya daba por descartado. Ñas, dedo en la carretera y en 1 minuto me para otro inglés que se deshace en esfuerzos para dejarme un hueco a su lado y llevarme a Chch. La conversación con el tipo es genial, superamable, como ya se presupone de alguien que te recoge del arcén sin conocerte de nada, claro. Averiguo un par de cosas de Queenstown que me vendrán muy bien y me despido deshecho en agradecemientos.

Ahora escribo esto desde el bus que me lleva a Queenstown, son unas 12 horas, pero de momento el paisaje no me aburre para nada.

La roca, más al este, ya no llego.

Tengo que tener cuidado con el tráfico, la primera semana casi me atropellan dos veces, los coches van como el inglaterra y japón, por la derecha, y van un poco a lo loco. Sin embargo voy mejorando, esta última semana solo me han casiatropellado una sola vez.

Tanto caminar tanto caminar tiene un precio, y es que me ha salido una bambolla en el pie izquierdo del tamaño de Neptuno, así que lo de caminar se me ha puesto un poco complicado, nada que los sabios consejos de los habitantes de Queenstown no me sepan solucionar, estoy seguro.

Vaya tela, que rollazo, pero es que luego se me olvida todo, así lo tengo para consulta futura, jajaja. 

PD: Para los asociados y fans de la R.A.E., disculpad mis posibles faltas ortográficas y semánticas, escribir en el bus no es tarea fácil y menos en una tablet ;-)... y no, !no tengo ganas de revisarlo! XD, ah si, Al final pondré más fotos que tengo de la cámara de verdad.